Preguntas (no tan) existenciales


“Nació en 1780, en el Villanueva. En 1900 participó en el combate entre Verdes y Violetas, siendo gravemente herido en el proceso.”
Y mucho bla bla bla. Son los grandes próceres de donde sea, los científicos y gobernadores, toda esa gente política o científicamente correcta y famosa, que la humanidad tiene que estudiar en las escuelas, en sus carreras, en Historia, o en donde sea.
Y si toman examen del tema preguntan algo como “¿A qué partido político pertenecía, a quién apoyaba en 1836?”. Información sobre ésa hay en todos lados.
Aunque jamás a alguien se le ocurrió preguntar, sobre San Martín o Belgrano (por ejemplo), cuál era su color favorito, con quién fue su primer beso, qué sentían al escuchar el sonido del viento entre los árboles.
Quizá sobre los escritores se sepa que disfrutan a pleno los domingos en familia y los cafés en invierno, pero nadie sabe qué sintieron la primera vez que les regalaron ése juguete especial en Navidad, cómo se sintieron cuando hicieron algo indebido, si alguna vez rompieron las reglas.
En ningún libro, ni siquiera los poco serios, se dice si los personajes conocidos por el mundo entero lastimaron a su amor alguna vez, si después se sintieron culpables. Jamás sabremos si se peleaban con los hermanos, si fumaban a escondidas o soñaban con la evolución humana.
Jamás supimos. Jamás sabremos.
Ellos cambiaron al mundo, posiblemente también cambiaron un corazón… Pero eso ya se pierde en el tiempo.

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