Baúl de los recuerdos #1

No me gusta
pasar mucho tiempo, con o sin ropa
de cualquier forma
estoy desnuda
sin vos

Salgo a la calle
y hay cientos de personas
todas miran, o no miran
y me siento muy sola
estoy desnuda
sin vos

A veces me siento expuesta
cuando siento un vacío en el corazón
cuando no estoy tomando tu mano
cuando no me estás abrazando
estoy desnuda
sin vos

Y a veces te extraño
cuando pasan los días y no te tengo al lado
cuando me dicen tu nombre y me sobresalto
si no me estás contando de algún nuevo milagro
estoy desnuda
sin vos

Y ahora me doy cuenta
de que nunca me tomaste de la mano
de que nunca me diste un abrazo
nadie tomó mi mano, ni me dio un abrazo,
estamos juntos en esta desnudez

Y esto pasa
porque a vos alguien más nunca tomó tu mano
ni te dio un abrazo
no estuvo cuando te sentiste solo
y vos, pudoroso como yo
te escondiste entre la mucha gente

estoy desnuda sin vos
sola, triste, vacía
sin tu mano
sin tu abrazo
sin tus ruegos al cielo
sin tus consuelos ni tus caprichos

Y vos
nunca me diste tu abrazo
porque vos también
vos también
estás solo
estás triste
estás desnudo.

Dios...¿Dios?

¿Qué es Dios? Es un signo, un ícono. Es una idea en la que las personas depositan su Fe y sus expectativas para moverse dentro de la vida. Personalmente no creo que exista un Dios; al menos, no el de la Iglesia Católica. Pero las personas no están preparadas para este tipo de noticias: necesitan una figura paterna superior, alguien que los guíe y les haga creer que, hagan lo que hagan, vayan donde vayan, nunca estarán solos. Esta idea les permite vivir en Paz, ajenos a todas las confusiones por las que atravieso yo (y quizás algunos más) en este momento. 
Por ejemplo: ¿acaso no saben que toda esa fuerza que tienen para vivir proviene de sí mismos y no de un paquete enviado por correo desde el Cielo? ¿Podrán los seres humanos tener Fe y espiritualidad si se les dijera que eso que tanto adoran y a lo que tanto le rinden culto, no existe?
Y después, está el tema del monoteísmo. Los mismos que lo predican son los que, sin saberlo, crearon infinidad de dioses. O un Dios muy ciclotímico. No me refiero sólo a los dioses de las otras culturas, animales, vegetales, mitológicos, sino ése que es uno y a la vez es más. Para alguien fuera de la Iglesia y con un problema o tristeza muy grande en su vida, los creyentes les presentan a un Dios amoroso, dulce, capaz de guiarlos hacia una nueva vida llena de luz y de brindarles protección por el resto de sus vidas. Si logran ser "salvados", vivirán dentro del abrazo de su Todopoderoso, o sobre su espalda, o lo que esté de moda. Para el practicante a elección, de toda la vida, o aquel al que le imponen la religión, los protege un Dios malvado, dictador, que los castigará si no cumplen con cada una de sus exigencias y al que le deben una vida entera de sumisión y silencio, ya que él sufrió y murió por sus pecados. 
El tercero es un dios vacío, interesado: les propone a sus creyentes que realicen buenas acciones no porque esté bien, ni para vivir en armonía, sino porque a mayor cantidad de bondades mayor parcela en el Cielo, mayor oro en sus casas (por más gracioso que parezca, muchos creen que realmente hay casas de oro rodeadas de varias hectáreas de nubes), y arpas más grandes que las de los demás. Y después hay un último (quizás haya más, pero de momento sólo conozco a estos cuatro) Dios: uno indiferente y sordo, que probablemente haya armado una especie de esquema (el famoso "plan") para cada uno y que nos deja a la deriva sin escuchar ruegos. Este último aparece cuando una gran tragedia o malestar aparece. Y no importa cuánto rueguen, recen o imploren sus tan ciegos creyentes, del otro lado no reciben respuesta alguna. Casualmente, estos últimos son los primeros en reaccionar.


Y finalmente, un dato curioso: el Dios (dioses) occidental no tiene nombre. Todas las clases de dioses, fantasmas, seres que pueblan el mundo y el folclore de cada sitio tienen un nombre propio que les da identidad, aunque sea tremendamente complicado pronunciarlo. Éste (éstos) no: este Dios tan famoso sobre la tierra no es más que un adjetivo.