# Adiós (por adelantado)

Cuando te marches, es importante que digas adiós. A tus lugares comunes, a ese viejo álbum de fotos lleno de vida y de recuerdos. A las mañanas de sol en donde cerrás los ojos y dejás que el calor llene tus párpados. 
Cuando te marches, más de una persona que te quiere se va a poner triste, pero es importante que sigas tu camino y no te detengas por ellos; en algún momento todos nos volveremos a reunir, y será una gran fiesta.
Después de que te marches, nada va a cambiar. Te vas a ir a un mundo que gira distinto al nuestro, o que ni siquiera gira; entonces, mientras te mantengas flotando en algún extraño Universo, de este lado que ya conocés tan bien todo seguirá su marcha. El Sol seguirá saliendo cada mañana, la gente seguirá riendo, levantándose cada mañana para cumplir sus rutinas y a la noche volver al calor del hogar. Y lo lindo de que nada va a cambiar es que todo lo que construiste a lo largo de tu vida, toda tu lucha y tu gloria, va a seguir en pie, los que te conocemos y te amamos vamos a seguir tu ejemplo para mantener esa luz que creaste en este mundo gris y hostil. 
Ya no recuerdo muchas de esas anécdotas que con tanta pasión me contabas, pero recuerdo lo esencial, recuerdo sus moralejas. 
Sos un regalo para el Mundo, uno importante. Sos una primavera eterna, que vive sembrando y floreciendo flores y árboles y plantas dondequiera que va. Sos el oxígeno de muchas almas.
Cuando te marches, es importante que digas adiós. Porque no estoy segura de que nosotros podamos. Quizá nos cueste respirar, pero a vos eso ya no te va a causar ningún problema. Aprovechá ese descanso para flotar libre entre el viento y la noche de tus recuerdos.
Prometo recordarte más seguido para que no te escapes de mi mente.
Prometo recorrer arenas cada vez que vuelva al mar.
Prometo subir y bajar, correr y caminar, prometo saltar la vida y recorrerla de cabo a rabo, de punta a punta, en tu nombre.
Prometo volverte a encontrar, en algún lugar, donde disfrutaremos de un nuevo Sol, de alguna nueva verdad.
Te tengo en mi corazón. Ya nada más importa.
Hasta pronto.~

# El Obsequiador de Voces

Le prometió el Mundo, le prometió las cosas más lindas que tiene la Vida. Y como para que no le quedaran dudas, le regaló su voz.
Ésa era la rutina del Obsequiador de Voces.
Este hombre canta, como muchos otros, pero a diferencia de esos Otros, él no es famoso. Y esto es porque cada tres, cinco, diez canciones le cambia la voz. Y entre ellas son totalmente distintas, nadie creería que vienen de la misma persona.


Hace algunos años, cuando se le moría todo resto de infancia y dejaba el mundo de la adolescencia, y entraba a eso que sólo los viejos llaman "adultez", el Obsequiador de Voces descubrió que le quedaba poco tiempo de vida (en ese momento, cabe aclarar, todavía no era el obsequiador de voces). Desesperado y triste, estaba a unto de resignarse ante la Muerte, cuando un día se chocó con una dulce ancianita. Casi como un secreto, la abuelita le confesó que en realidad era una bruja, y que tenía algo muy importante que decirle. Le dijo despacito "no tenés que preocuparte por el final de esta vida. Cuando el Encargado de darte vida te formó, lo hizo con muchas personitas". Éso fue suficiente.


El Obsequiador de Voces canta. Cada dos por tres se enamora y cada dos por tres le cambian los gustos. Él tiene muchas personitas dentro, cada una con sentimientos, aromas, voces diferentes. Cada una con un Universo entero propio. Cuando se enamora, de un hombre, de una mujer, de un libro, de una flor, el Obsequiador de Voces entrega un corazón entero. Y lo hace cantando. Cada tres canciones, o cinco, o diez, esa voz/corazón se desprende de él y queda en el corazón del ser Amado. Para él cantar es una forma de morir. Y una linda.
La ancianita le había dicho, también, que cuando se le terminen las personitas sólo iba a quedar su alma, algo muy importante.
El Obsequiador de Voces ansía (a veces, a veces no) el momento en que pueda cantar con su alma, conocer su verdadera voz.


Totuvert.~ 20/05/2012